“Chema Madoz descubre lo extraordinario dentro de lo cotidiano”. Esta frase, quizá, resume la característica principal del trabajo de Chema Madoz.
Premio Nacional de Fotografía en el año 2000, Madoz ha seguido una trayectoria que lejos de estancarse o repetirse está siempre en constante evolución.
No hay una sola de sus fotografías que no tenga diversas lecturas. Desafiar lo aprendido y poner la atención en la subversión del objeto cotidiano da una dimensión a sus imágenes que las convierten en clásicos.
La minuciosidad de cada detalle en unas fotos aparentemente sencillas, logra que la atención se dirija a aquello que nos hace reflexionar para darnos cuenta de que la única realidad es la multiplicidad de realidades.
En el documental “Chema Madoz, regar lo escondido” queremos descubrir cómo aborda Madoz el proceso creativo, la parte que más le interesa de su trabajo, como él mismo confiesa.
Chema Madoz, regar lo escondido
Chema Madoz es un poeta. También es un fotógrafo, pero eso viene después. Primero imagina, trastoca y tergiversa, y una vez que ha “soñado” la imagen, entonces entra en acción su cámara tomando nota de lo imaginado. Así, Madoz fotografía su mente.
En este documental, “Chema Madoz: Regar lo escondido”, hemos tirado del hilo de esta tesis para entrar en él, en su jardín secreto, para contar cómo funciona su imaginación y cómo surgen las imágenes.
Lo que hubo al principio fue un acto de fe, dejar un trabajo fijo en un banco para intentar vivir de lo que de verdad le apasionaba. Él ya sabía que se había topado con una veta creativa, que en su caso, se convertiría en oro puro. Y ahí siguió dándole vueltas a la realidad hasta que encontró un lenguaje propio, lo más difícil y lo único que podría convertirle en el artista que es hoy.
El ambiente de la época, los famosos años de la movida madrileña, influyeron en su determinación, en la valentía que se respiraba en el aire por intentar ser uno mismo y perseguir tus sueños. Como dice el crítico de arte Jose Luis Gallero, aunque Madoz pertenece generacionalmente a ese momento y a la misma constelación de García-Alix o Miguel Trillo, no es un fotógrafo representativo de la movida, porque entonces él no tenía el espíritu del reportero atento a lo que pasaba en la calle. Madoz ya estaba mirando hacia dentro.
“Su obra recuerda a Joan Brossa, a José Val del Omar, al surrealismo y a las greguerías de Gómez de la Serna“
En este documental han participado entre otros, el pintor Fernando Bellver, el galerista Borja Casani, la escritora Menchu Gutiérrez o el comisario de exposiciones Alejandro Castellote. Amigos y colaboradores de Madoz que nos han dado las claves para entender su obra. Las resonancias que le unen a Joan Brossa, a José Val del Omar, al surrealismo y a las greguerías de Gómez de la Serna.
Poesía y realidad
Con paso lento, constante y sin estridencias, Chema Madoz ha ido mostrándonos un mundo que todos reconocemos pero al que sólo él nos acerca.
“Cuenta con esa capacidad común a los poetas, la de ver más allá de la realidad“
Con esa capacidad común a los poetas, la de ver más allá de la realidad, la de intuir otros mundos que están en este pero ocultos para la mayoría, ha ido levantando una obra que sorprende, nueva, única y en blanco y negro.
El círculo concéntrico que deja una gota de lluvia en la superficie del agua se transforma en su mente en un lago de latas de acero.
Pero es mejor ver sus fotos que explicarlas; su peso, la composición y el tamaño… Porque otra de las habilidades especiales de Madoz consiste en saber detectar la escala exacta que deben tener sus objetos, las dislocaciones del sentido al tamaño exacto.
Sus imágenes son absolutamente reales, apegadas a los objetos, muchos de ellos de uso cotidiano, humildes, como un dedal o un pan de pueblo. Otras más sofisticadas, elegantes, algunas punzantes, casi todas silenciosas. Enhebradas muchas de ellas por un hilo de humor fino.
hermoso un grande de estos tiempos