Por Tamara Crespo
Nuestros amigos Fernando Sanz y Marta Amorós nos envían desde Berlín una postal muy especial. Fernando es fotoperiodista y ha elegido una imagen icónica del fotoperiodismo, «El salto de Hans Conrad Schumann». Se trata de una fotografía tomada el 15 de agosto de 1961, recién comenzada la construcción del Muro de Berlín, en la calle Bernauer. La instantánea recoge el momento en el que el entonces joven soldado del Ejército Popular Nacional de la República Democrática Alemana, salta por encima de las alambradas, aún con su fusil al hombro, que soltaría en ese mismo instante, para introducirse a continuación en una furgoneta que le estaba esperando. El fotógrafo que captó el momento exacto del salto, Peter Leibing, trabajaba como pasante para la agencia Contiepress de Hamburgo y el propio Fernando recordaba -tal como hemos visto contar en un video grabado en 2012 por Deutsche Welle a su viuda, Ruth Leibing-, que había trabajado en su ciudad como fotógrafo en carreras de caballos, lo que le ayudó a captar ese momento con especial maestría: «Solo tenía tiempo de disparar una foto, y lo hizo en el momento justo», explica la mujer. La imagen no tardó en dar la vuelta al mundo, como la representación de un «salto a la libertad», y con el tiempo llegó a ser declarada Patrimonio histórico documental de la Unesco.
Curiosamente, cuando buscaba en internet cosas sobre postales y Berlín, me he encontrado con un artículo de Juan Ángel Vela del Campo publicado por El País el 2 de febrero de 2001 que refleja muy bien por qué #nosencantarecibirpostales. Se titula así, Una postal desde Berlín, y dice:
«Las tarjetas postales son un refugio de un estilo epistolar en días difíciles, ante la rapidez, comodidad y otras ventajas funcionales de un correo electrónico en irreversible expansión. Se escribe hoy menos con la letra propia y es una lástima, porque se va perdiendo, romanticismos aparte, una forma de comunicación personal y en cierto modo estética por la personalidad del trazo íntimo de cada uno. Las postales, en cualquier caso, sobreviven. Su tamaño limitado fuerza la síntesis, con lo que normalmente se expresa a través de ellas un sentimiento, una complicidad, una añoranza o simplemente la urgencia de compartir un momento. Se recurre a ellas cuando se está fuera de las rutinas cotidianas y, en particular, en los viajes. Hasta cierto punto, las humildes postales se están convirtiendo en un tipo de resistencia contra la globalización.»
Toda esa fuerza de la letra manuscrita, de los sellos y matasellos, del fotoperiodismo, una de las especialidades de la librería Primera Página, y el cariño de nuestros amigos, llega a través de esta tarjeta, en la que algo nos dice que la artística forma de escribir la dirección lleva la firma de Marta, que es pintora. No nos cansaremos de decirlo: nos encanta recibir postales y nos encantan los amigos de Primera.