Rogamos a nuestros socios su participación con imágenes de tamaño y mancha libre, pero preferiblemente de unas dimensiones 50 x 40 cm, para posteriormente ser enmarcadas en marcos de la propia asociación, y de esta manera guardar una continuidad expositiva.
El tema será «MOVIMIENTOS» y todas sus posibles interpretaciones.
El próximo viernes 19 de Julio de 2019, a las 20:30, nuestro socio, Antonio Vallano presenta la inauguración de la exposición con sus fotografías «RETRATOS DE ETIOPÍA» Y FOTOGRAFÍA NOCTURNA», esta vez será en el Salón Cultural de Castronuño (Valladolid).
Además contaremos con su presencia y explicaciones sobre la exposición.
Las primeras colecciones de grabados en los que aparecen vendedores ambulantes surgen en el límite entre los siglos XV y XVI, y representan oficios en los que se presume una obligada relación entre quien comercia o trata y un público comprador. Justamente por esa necesidad de comunicación, quienes dibujan o retratan al vendedor suelen hacerlo en actitud de marchar –lo que parece transmitir la idea de esa imprescindible trashumancia de su negocio- o voceando la mercancía –con una mano haciendo de pantalla para que su pregón llegara más lejos o fuera mejor dirigido-, unas veces en solitario y otras rodeado de expectantes espectadores cuyos ojos parecen sustituir a los oídos por lo abiertos que están y la fijeza que manifiestan al observar al artista de la comunicación. La invención de la fotografía, lejos de apartarse de estos modelos –cuyos autores suelen advertir en el título que son “tomados del natural”-, viene a contribuir a mejorarlos, retratando el “paisaje” en el que desarrollan su actividad, que suele ser la calle, un mercado o una fiesta ritual. Todos estos extremos y otros pueden comprobarse en las sucesivas descripciones literarias y plásticas que un oportuno costumbrismo rescató del pintoresquismo banal para alzarse como pilar de un verdadero estudio de tipos populares. Uno puede viajar desde Lope o Quevedo hasta Antonio Flores, pero también desde Juan de la Cruz Cano hasta Eduardo Vicente, y completar el recuerdo personal o la imagen infantil de aquellas calles bulliciosas, con trazos artísticos o literarios que abarcan desde la Edad Media hasta el momento en que nuestra mentalidad comienza a tambalearse bajo el peso de una moderna y aséptica visión del mundo y de sus habitantes.
‘Greenlandic Winter’ es el nombre de la llamativa imagen que ha resultado ganadora absoluta del concurso de fotografía National Geographic Travel Photographer of the Year en su ultima edición. Gracias a ella, Weimin Chu se hace con el título de “Travel Photographer of the Year 2019” y un premio consistente en 7.500 dólares en metálico (además del que le corresponde por vencer en la categoría ‘Cities’).
La foto muestra una instantánea de Upernavik, un pueblo de pescadores situado en una pequeña isla al oeste de Groenlandia. Los colores que veis en los edificios tienen un significado: Identificar sus diferentes funciones y así localizarlos más rápidamente cuando todo el pueblo se cubre de nieve. La imagen fue tomada a lo largo de los tres meses que este fotógrafo chino estuvo en la zona documentando la vida en esas duras tierras del Norte.
‘Follow the light’ de Junhui Fang/ People´s Choice en categoría ‘Cities’ del 2019 National Geographic Travel Photo Contest
Por supuesto esta no es la única foto ganadora y, desde luego, tampoco la única espectacular que ha sido premiada en este certamen que busca imagénes “que nos muestren el mundo”. Las fotos recibidas (en esta ocasión no han facilitado datos de participación) se clasifican en tres categorías ‘Nature’, ‘People’ y Cities’, dividiéndolas según pongan el acento en la naturaleza, la gente o las ciudades.
Entre los vencedores tenemos que destacar al sevillano José Antonio Zamora que con su foto llamada ‘Caballos’ ha obtenido el tercer puesto en categoría ‘People’. Por ello, se lleva un premio de 500 dólares, que es lo fijado para los terceros clasificados, mientras que el segundo se lleva 750 dólares y el vencedor de cada categoría consigue 2.500 dólares.
A continuación os dejamos con el podio de las fotos vencedoras en cada una de las categorías así como dos menciones honoríficas del jurado. Pero, como siempre, os recomendamos la visita a su web para ver muchas más fotos (que además se pueden descargar para su uso como wallpaper).
Ganadores del 2019 National Geographic Travel Photo Contest
Vencedor absoluto y ganador premio en categoría ‘Cities’:
Weimin Chu con ‘Greenlandic Winter’
Foto de Weimin Chu/ 2019 National Geographic Travel Photo Contest
Subcampeón: Jassen Todorov con ‘In the age of aviation’
Foto de Jassen Todorov / 2019 National Geographic Travel Photo Contest
Tercer puesto: Sandipani Chattopadhyay con ‘Streets of Dhaka’
Nueva entrega de la actividad JUEVES FOTOGRÁFICOS, esta vez a cargo de nuestro Presidente ÁNGEL PÉREZ GÓMEZ en el audiovisual «Con la Mirada al Cielo «
“Chema Madoz descubre lo extraordinario dentro de lo cotidiano”. Esta frase, quizá, resume la característica principal del trabajo de Chema Madoz.
Premio Nacional de Fotografía en el año 2000, Madoz ha seguido una trayectoria que lejos de estancarse o repetirse está siempre en constante evolución.
No hay una sola de sus fotografías que no tenga diversas lecturas. Desafiar lo aprendido y poner la atención en la subversión del objeto cotidiano da una dimensión a sus imágenes que las convierten en clásicos.
La minuciosidad de cada detalle en unas fotos aparentemente sencillas, logra que la atención se dirija a aquello que nos hace reflexionar para darnos cuenta de que la única realidad es la multiplicidad de realidades.
En el documental “Chema Madoz, regar lo escondido” queremos descubrir cómo aborda Madoz el proceso creativo, la parte que más le interesa de su trabajo, como él mismo confiesa.
Chema Madoz, regar lo escondido
Chema Madoz es un poeta. También es un fotógrafo, pero eso viene después. Primero imagina, trastoca y tergiversa, y una vez que ha “soñado” la imagen, entonces entra en acción su cámara tomando nota de lo imaginado. Así, Madoz fotografía su mente.
En este documental, “Chema Madoz: Regar lo escondido”, hemos tirado del hilo de esta tesis para entrar en él, en su jardín secreto, para contar cómo funciona su imaginación y cómo surgen las imágenes.
Lo que hubo al principio fue un acto de fe, dejar un trabajo fijo en un banco para intentar vivir de lo que de verdad le apasionaba. Él ya sabía que se había topado con una veta creativa, que en su caso, se convertiría en oro puro. Y ahí siguió dándole vueltas a la realidad hasta que encontró un lenguaje propio, lo más difícil y lo único que podría convertirle en el artista que es hoy.
El ambiente de la época, los famosos años de la movida madrileña, influyeron en su determinación, en la valentía que se respiraba en el aire por intentar ser uno mismo y perseguir tus sueños. Como dice el crítico de arte Jose Luis Gallero, aunque Madoz pertenece generacionalmente a ese momento y a la misma constelación de García-Alix o Miguel Trillo, no es un fotógrafo representativo de la movida, porque entonces él no tenía el espíritu del reportero atento a lo que pasaba en la calle. Madoz ya estaba mirando hacia dentro.
“Su obra recuerda a Joan Brossa, a José Val del Omar, al surrealismo y a las greguerías de Gómez de la Serna“
En este documental han participado entre otros, el pintor Fernando Bellver, el galerista Borja Casani, la escritora Menchu Gutiérrez o el comisario de exposiciones Alejandro Castellote. Amigos y colaboradores de Madoz que nos han dado las claves para entender su obra. Las resonancias que le unen a Joan Brossa, a José Val del Omar, al surrealismo y a las greguerías de Gómez de la Serna.
Poesía y realidad
Con paso lento, constante y sin estridencias, Chema Madoz ha ido mostrándonos un mundo que todos reconocemos pero al que sólo él nos acerca.
“Cuenta con esa capacidad común a los poetas, la de ver más allá de la realidad“
Con esa capacidad común a los poetas, la de ver más allá de la realidad, la de intuir otros mundos que están en este pero ocultos para la mayoría, ha ido levantando una obra que sorprende, nueva, única y en blanco y negro.
El círculo concéntrico que deja una gota de lluvia en la superficie del agua se transforma en su mente en un lago de latas de acero.
Pero es mejor ver sus fotos que explicarlas; su peso, la composición y el tamaño… Porque otra de las habilidades especiales de Madoz consiste en saber detectar la escala exacta que deben tener sus objetos, las dislocaciones del sentido al tamaño exacto.
Sus imágenes son absolutamente reales, apegadas a los objetos, muchos de ellos de uso cotidiano, humildes, como un dedal o un pan de pueblo. Otras más sofisticadas, elegantes, algunas punzantes, casi todas silenciosas. Enhebradas muchas de ellas por un hilo de humor fino.
La niña migrante que lloraba en la frontera entre México y Estados Unidos, una captura de la caravana que buscó romper muros contra las políticas de «tolerancia cero» del presidente Donald Trump, tomada por el estadounidense John Moore, ha ganado este jueves el World Press Photo a la fotografía del año.
El jurado de la 62º edición de estos galardones ha considerado la imagen como «la foto de prensa mundial del año» y ha celebrado que haya representado «una protesta pública por la polémica práctica» propuesta en Estados Unidos de separar a los menores inmigrantes de sus padres, algo que no llegó a ocurrir a la protagonista de la foto de Moore, la niña Yanela Rodríguez, que viajaba con su madre Sandra.
Se trata de una imagen «sorprendente, única, relevante, memorable», en palabras de Whitney C. Johnson, presidenta del jurado de este concurso, que otorga la máxima distinción del fotoperiodismo a nivel mundial.
«Te dice mucho de la historia de forma inmediata y, al mismo tiempo, realmente te hace sentir conectado con lo ocurrido. Esta foto muestra un tipo diferente de violencia, la psicológica», ha añadido Alice Martins, fotoperiodista y miembro del jurado del World Press Photo.
Moore capturó la fotografía la noche del 12 de junio de 2018 al sur de Texas, en una zona conocida como el valle del Río Grande, en la frontera entre México y Estados Unidos.
El fotógrafo estadounidense viajaba con un grupo de agentes fronterizos cuando se topó con varias familias, «más de una docena de personas» que marchaban hacia Estados Unidos, pero que fueron trasladadas por los funcionarios de frontera a un centro de solicitantes de asilo, explicó Moore a Efe.
La protagonista de la foto es una niña asustada, que lloraba mientras era arrestada por los agentes, después de caminar desde Honduras, junto a su madre, durante un mes. Fue detenida, al igual que el resto de migrantes, y fueron obligados a entregar sus pertenencias personales, documentos e incluso los cordones de sus zapatos, y dejando en el aire su anhelo de llegar a EE.UU.
Ejemplo visual de la política de «tolerancia cero» de Trump
Moore, fotoperiodista de Getty Images, aseguró que esa noche pudo ver en los ojos de esa niña y, «desde el principio, que tenían miedo, porque era tarde y seguramente (afrontaban) una situación inusual para la mayoría de ellos», pero asegura que, al menos en su presencia, los agentes de la Guardia de Fronteras «trataron bastante bien» a aquel grupo de migrantes.
Cuando un agente tuvo que registrar a Sandra, la madre de la pequeña, ella dejó a su hija de dos años en el suelo y esta comenzó a llorar sin consuelo por miedo a que la separaran de su madre. Ese fue el momento en el que Moore tomó la fotografía que, tras ocupar portadas de grandes medios de comunicación, entre ellos la revista Time, le valió hoy el World Press Photo.
Para este fotoperiodista, la imagen representa «un ejemplo visual de la política de tolerancia cero» del Gobierno de Estados Unidos y, aunque nada asegura que el éxito de su foto sirviera para presionar al presidente estadounidense, Donald Trump, para que se retractara de su decisión de separar a los niños de sus familias, la fotografía sí le molestó.
El equipo de Trump consideró «vergonzoso» que se hubiese utilizado la imagen de una niña llorando para denunciar esa medida.
Moore ha ejercido fotoperiodismo en al menos 65 países y sus fotografías fueron publicadas a nivel internacional durante 17 años, hasta que decidió volver a su Estados Unidos natal en 2008 para especializarse en inmigración y fronteras.
En la misma línea que la noticia que representa la fotografía ganadora, el jurado del World Press Photo también eligió como «historia periodística mundial del año», la serie «La caravana migrante», de Pieter ten Hoopen, que documenta «la mayor» marcha de inmigrantes del año, con hasta 7.000 viajeros, incluyendo al menos 2.300 niños, según cifras de la ONU.
La caravana, organizada a través de una campaña en las redes sociales, salió de San Pedro Sula, Honduras, el 12 de octubre, y con la propagación de la palabra se trasladó a la gente de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, ocupando portadas en todo el mundo y levantando las criticas contra las políticas xenófobas de Trump.
«La edición de la historia tenía que ser bastante fuerte y la narración debía estar ahí con diferentes elementos de escenario», dijo Johnson sobre la serie fotográfica elaborada por Ten Hoopen, fotoperiodista especializado en guerras y crisis humanitarias desde 2004 y fotógrafo de la Agencia VU en Paris.