LEE FRIEDLANDER, el fotógrafo que cambió el instante decisivo por el encuadre preciso.

Lee Friedlander es uno de los fotógrafos más prolíficos del siglo XX. Tiene una de las obras más extensas y complejas de los artistas americanos. Con solo 28 años participó en su primera exposición colectiva en el MoMA de Nueva York. Su estilo parte del arte pop con la idea de romper los esquemas tradicionales. En la Fundación Mapfre de Madrid podemos conocer su trabajo hasta el 10 de enero de 2021.

Lee Friedlander (14 de Julio de 1934) empezó a fotografiar en el instituto. Tras graduarse se inscribió en el Art Center School of Design de Los Ángeles pero lo dejó desencantado por el nivel de las clases. Todo cambió cuando conoció al pintor y fotógrafo Alexander Kaminski, un punto clave en su formación.

A partir de entonces se deja llevar por la intuición armado con su Leica o ahora con su cámara de formato medio. La clave es encontrar la forma de romper los moldes, ofrecer siempre algo nuevo que nunca se ha hecho. Hacer algo cercano a la libertad creativa solo con la ayuda de la intuición y una cámara.Lf 1281 10Lee Friedlander Oregón, 1997 Imagen de plata en gelatina 51 x 40,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En la exposición de la Fundación Mapfre, comisariada por Carlos Gollonet, encontramos una retrospectiva en orden cronológico de las series del autor. Desde las portadas de los discos de jazz hasta sus amados y venerados libros. También descubriremos, entre las 350 fotografías que componen la exposición, diversos diálogos y asociaciones entre los disparos del autor.

La exposición de Lee Friedlander

Como viene siendo habitual en la Fundación Mapfre, las copias de las exposición son vintage. Son fotografías originales positivadas por el autor a partir de sus negativos de 35 mm de una Leica y de los negativos de formato medio de una Hasselblad con la que trabajó entre 1990-2000.

El valor es incalculable. No vemos una interpretación de un laboratorio sino la visión real del fotógrafo. Así es como quiere que pasen a la posteridad. Ni más claras ni más oscuras, con más o menos máscaras. La visión de Friedlander es así, por encima de lo que podemos ver en sus libros o en las portadas de los discos de Miles Davis o de cualquier otro autor de la mítica Atlantic Record.Lf 1 18Lee Friedlander Nashville, 1963 Imagen de plata en gelatina 35,5 x 28 cm Colecciones Fundación MAPFRE © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

La exposición son seis décadas de trabajo. Empezamos con una sala dedicada a los discos de jazz. Retratos frontales, picados, recreando la fuerte iluminación cenital que convertía a los músicos en dioses. Quizás es su mayor contribución al mundo del color.

Luego vemos su trabajo en los años sesenta. Sus fuentes (alguna vez habrá que escribir sobre la importancia de las fuentes) son, como en la mayoría de las ocasiones, Walker Evans y Robert Frank. Pero como los buenos creadores no es una copia. Crea un estilo propio en el que empieza a fotografiar lo banal para transformarlo en arte. En cierta manera estamos viendo arte pop, que surgió en aquellos años en los EEUU después de absorber todo lo que llegaba del Reino Unido.

Aquí encontramos la esencia de Friedlander, las imágenes que fundaron el mito. Desde la serie Little Screens donde convierte a la incipiente televisión en un elemento más de la sociedad. Fotografía el aparato en habitaciones vacías, siempre encendida y con un rostro en el interior. Hasta Walker Evans comentó para Harper´s Bazaar la serie de un fotógrafo que hasta entonces solo vivía de las portadas de discos.

Son imágenes aparentemente confusas, donde nada parece ordenado, donde todo parece reflejar el caos. Pero después de leer correctamente la fotografía, todo adquiere sentido.

Lf 8 20Lee Friedlander Nueva York, 1963 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Durante los años sesenta viajó con su familia por Europa gracias a una beca Guggenheim. Y visitó España, las dos grandes capitales y el sur por la provincia de Málaga. En esta exposición podemos ver algunas de las fotografías, casi inéditas, que hizo por estas ciudades.

Otra sección importante es la dedicada al mundo del retrato. Rompe de nuevo con los convencionalismos de este género. Trata de la misma forma a los desconocidos que a los más famosos. Ahí están los retratos que hizo a sus amigos fotógrafos como Diane Arbus o Walker Evans:

Estos rostros son vestigios impresos de los roces de Friedlander con la vida, pequeñas huellas fósiles, así de naturales, sin las numerosas intervenciones causadas por el arte manual.

Los años setenta y ochenta

Nos adentramos en la década de los setenta y los ochenta, en la época en la que suaviza su estilo, en la que las copias bajan el contraste y ganan una gama de grises inmensa. Es el momento de uno de sus libros más celebrados, The american monument, donde plasma como nunca se ha visto los monumentos de su país. O Factory Valleys, donde plasmó la vida de los trabajadores.Lf 158 05Lee Friedlander El padre Duffy, Times Square, Nueva York, 1974 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Huye de la perfección y fotografía como respira. Pueden ser el resultado de lo primero que ve al mirar, lejos de los encuadres donde se busca más la perfección del monumento más que su integración con el entorno. No se trata de sacarlos bonitos, sino reales.

No se trata de sacarlos bonitos, sino reales.

Como bien dicen su visión no se corresponde con el instante decisivo de Cartier Bresson, donde todo se desmoronaría después de hacer la foto. Lo que importa en la fotografía de Friedlander es el encuadre preciso. Esta es la seña de identidad del autor y lo que se debería estudiar en todas las escuelas.

Si en sus fotografías faltara algo de lo que vemos se caería como un castillo de naipes, como un arco cuando le quitas la clave. Es difícil llegar a este estado. Y seguro que muchos le acusaran de fotografiar el caos. Pero todo consiste en saber leer la fotografía.

De los noventa a la actualidad

En aquellos años cambió al formato medio para trabajar en el desierto de Sonora y conseguir sacar el detalle hasta sus últimas consecuencias. En principio solo iba a utilizarla para este trabajo titulado The desert seen pero siguió con la Hasselblad Superwide.Lf 1367 21

Lee Friedlander Parque Nacional de Grand Teton, Wyoming, 1999 Imagen de plata en gelatina 51 x 40,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San FranciscoCon esta cámara volvió a mirar sus temas clásicos basados en el paisaje americano. Pero visto desde una perspectiva social, alejado de la visión turística y lleno de sentido… Sus trabajos, sus series abarcan más de diez años de trabajo. No es un encuentro casual con la realidad. Es toda una interpretación que exige ver su trabajo con tiempo.

A Friedlander le gusta buscar metáforas visuales que exigen una mirada atenta. Para ello, incorpora un repertorio banal, creando argumentos visuales confusos que sacuden al espectador con un sentido de la ironía derivado de la yuxtaposición de objetos o ideas aparentemente inconexos. Sus ingeniosas asociaciones nos provocan desconcierto al conectar el disparate con la identificación

Su trabajo es inabarcable. Y en la exposición podemos hacernos una idea de los más de cincuenta libros que ha publicado…. Como decimos muchas veces, no nos queda más remedio que acercarnos a la exposición y aprender, con música de jazz de fondo, en qué consiste esto de fotografiar. Lee Friedlander

Del 1 de octubre de 2020 al 10 de enero del 2021

Fundación Mapfre

Paseo de Recoletos, 23, Madrid Entrada: 3€ (lunes no festivos gratuito)

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