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La vida de Ricard Terré
Nació en 1928 en Barcelona y murió en 2009 en Pontevedra. Fue pintor antes que fotógrafo, cómo no. De familia técnica, él terminó pintando cuadros al óleo con las dos manos. Así que se terminó buscando un empleo de ilustrador en Barcelona, donde trabajó con uno de los más grandes caricaturistas de la época. Pero la fotografía llamó a sus puertas al mismo tiempo que tarareaba el ritmo del jazz que conoció clandestinamente en la ciudad (una música prohibida por la dictadura).
Barcelona 1957
Se apuntó a la Agrupación Fotografíca de Cataluña. Era la época del salonismo, donde primaba la técnica y el tipo de cámara por encima del sentimiento (me suena esta forma de ver la fotografía). Así que la naturaleza fue juntando a aquellos aficionados (no había escuelas ni talleres para aprender) que querían salir del atolladero cultural y empezaron a pasarse revistas extranjeras y a redescubrir a los maestros de antes de la guerra, como Catalá Roca.
Con estos amigos terminó fundando el grupo Afal en los años 50. Muchos vieron la oportunidad de profesionalizarse. Pero él ya tenía una familia con tres hijos y no quiso arriesgarse. Siguió con su empresa y a cambio fue uno de los más firmes defensores del cambio en la mentalidad del que hoy somos deudores todos los fotógrafos.Barcelona 1957
Uno de los aspectos que marcó su carrera fue la fidelidad a los temas: en la exposición podemos ver sus cruces, sus semanas santas, la vida, el Carnaval y la muerte. Y siempre con un estilo perturbador, directo, contrastado y sin un ápice de paternalismo ni crueldad. Quizás con ironía. Las cosas son como son. El espectador es el que verá, según su forma de ser, si el fotógrafo es cruel o un fiel amigo.Barcelona 1958
Y lo mejor de todo es que nunca se repite. Su fotografía tiene dos periodos: de 1955 a 1969 y de 1982 a 2005. Siempre con la Tri X (película de blanco y negro que aguantaba todo) cargada. Durante esos diez largos años en blanco perdió las ganas de disparar. Pues bien, no se notan los diez años de inactividad. Él mismo era el estilo. No era una pose ni algo estudiado. Nació fotógrafo.
Son 110 fotografías en blanco y negro. Con película TriX, con negativos de Hasselblad y Leica. Algunas muy grandes, perfectas, como sus dos trabajos más conocidos, el niño con la vela partida o la famosa niña bizca de comunión. En ningún momento sigue un hilo cronológico. .
Seguro que después de ver sus fotografías, tomadas con un angular, en un poderoso y contrastado blanco y negro, directas con un toque de ironía, saldrás con ganas de pillar tu cámara y conseguir algo que se acerque al trabajo de Ricard Terré.