Fotos como la que ilustra este artículo suelen generar dudas sobre cómo denominan a estas imágenes tan espectaculares en las que se aprecia el rastro del movimiento de las estrellas (star trails) de forma circular. Se denominan fotografías circumpolares y se diferencian de otras en las que también aparecen rastros estelares en que se realizan mirando hacia el norte (o al sur si vives en el hemisferio Sur), de manera que se consigue plasmar la sensación de que todos los astros giran en torno a la estrella polar.
La técnica para lograr una foto de éstas es, en teoría, sencilla pero “tiene su miga”. En principio basta con plantar la cámara en un trípode, apuntar con la cámara al cielo en la posición adecuada y dejarla exponiendo el tiempo suficiente para que las estrellas se muevan y ese movimiento que a nuestros ojos pasa inadvertido quede registrado en la cámara. En principio cuanto más tiempo mejor, pero a partir de cinco-diez minutos ya deberíamos poder captar una pequeña estela de estrellas.
Foto de insung yoon
Claro que esto no es tan fácil en la práctica; de hecho se trata de uno de esos casos en los que la fotografía química supera a la digital en cuanto a la facilidad para conseguir una imagen. ¿Por qué? Pues es muy sencillo, porque con película realizar una larguísima exposición es algo relativamente sencillo; sin embargo no ocurre lo mismo con el sensor de una cámara digital que, como sabrás, está sujeto a un calentamiento que produce distintos problemas. Por eso, te vamos a contar cómo hacer una de estas fotografías con tu cámara digital.
Material necesario
Ya te hemos avanzado que vas a necesitar un trípode pero también hay que señalar que no basta con uno cualquiera. Es decir, no es que necesites uno especial para este tipo de tomas sino que es importante que utilices uno que sea muy estable y que lo uses adecuadamente. Exactamente igual que cuando vas a hacer una toma de fotografía nocturna o de larga exposición, por cierto, en donde conseguir que la cámara no se mueva lo más mínimo es crucial.
Por tanto, en este sentido también es importante asegurarnos de poder apretar el disparador sin producir vibraciones, ya sea con una app conectada a la cámara, con el disparo retardado de la cámara o con un disparador remoto, ya sea de cable o inalámbrico. Más interesante incluso es contar con un intervalómetro que permita hacer fotos periódicamente según un tiempo prefijado y de forma automática (y por tanto sin tener que estar pendientes del reloj).
Foto de Pok Rie
Esta posibilidad también puede venir incluida en la cámara, lo que nos facilitará mucho las cosas; pero si no, basta con que ésta te permita hacer largas exposiciones. Es decir, te servirá casi cualquier cámara, aunque por supuesto cuanto más grande sea el sensor menos expuesto estarás a sufrir ruido en la imagen. Por lo que toca al objetivo, como puedes suponer necesitarás un gran angular que, preferentemente, sea luminoso y de buena calidad.
Por lo demás, hay que prever que la cámara va a realizar un alto consumo de energía con lo que deberemos ir provistos de baterías de repuesto. Claro que teniendo en cuenta que la cámara no debería moverse lo más mínimo quizá tener que cambiarla te estropee el trabajo así que deberías conocer qué tal es la autonomía de tu cámara. Si no es suficiente para lo que quieres hacer, tienes otras soluciones como hacerte con un grip con una batería adicional o, idealmente, un adaptador de corriente al que enchufar la cámara (si es que es posible).
Elige el momento y el lugar
Una vez tenemos claro el equipo es momento de pensar en el lugar en el que vamos a realizar la toma porque, como puedes imaginar, no sirve cualquiera. En primer lugar, como ya hemos dicho, tiene que estar orientado al norte/ sur (dependiendo de en qué hemisferio estés) y también es importante que el cielo esté lo más libre posible de contaminación lumínica, por lo que debes buscar un sitio alejado de cualquier foco de luz; es decir, normalmente lo más lejos posible de las ciudades, pero con la orientación (norte o sur) adecuada.
Foto de Jordi Cucurull
Por otro lado, es interesante buscar un sitio aislado pero en el que encontremos algún elemento que aporte interés a la composición, como puedan ser árboles, montañas, una casa, un castillo… Como puedes ver en las fotos que ilustran el artículo, si incluyes en el encuadre algo más que el cielo lograrás que tu foto gane en atractivo. Eso sí, no es recomendable elegir elementos que puedan contaminar la toma de luz como podría ser el skyline de una gran ciudad como Madrid o Barcelona.
Decidido el sitio, es el momento de elegir el momento adecuado ya que tampoco sirve cualquiera. En primer lugar, escoge una noche que se prevea despejada y en la que no haya luna, para lo cual debes consultar el pronóstico del tiempo y el calendario lunar. En cuanto a la época del año, no hay una recomendación especial, pero piensa que es posible que pases varias horas al raso así que no te recomendamos el invierno porque el frío y la humedad pueden ser un problema (para ti y para tu cámara).
Foto de Ramón Portellano
También te interesa saber que la altura a la que debes encontrar la estrella polar será diferente dependiendo del lugar de la Tierra en la que te encuentres. Si estás cerca del Ecuador te la encontrarás muy cerca del horizonte, mientas que cuanto más cerca estés de uno de los polos más alta la encontrarás. Consecuentemente, si la foto la haces desde España, o desde cualquier país situado en una latitud similar, la estrella polar se situará en una altura media del firmamento. En todo caso, una aplicación como Photopills te servirá de mucha ayuda.
Componiendo y disparando
Ya sobre el terreno toca plantar el trípode con la cámara y decidir la composición, aunque como ya habremos estudiado el sitio con antelación es posible que ya tengamos una idea sobre lo que queremos sacar. En cualquier caso, tal y como comentábamos en el caso de los fuegos artificiales, y como ya hemos dicho antes, para evitar que la imagen sea demasiado convencional hay que incluir otros elementos que añadan interés más allá de lo que se vea en el cielo.
Foto de Eduardo Martinez
Es el momento de enfocar, para lo cual será mejor recurrir al modo manual ya que la escasa luz seguramente hará imposible usar el sistema automático. Así que, como regla general, es mucho mejor poner el objetivo en manual y enfocar a infinito. Si en tu imagen va a haber elementos a distintas distancias considera si te interesa que todo esté en foco. Es más cuestión de estilo que otra cosa pero si quieres que así sea, es el momento de sacar partido de la distancia hiperfocal para asegurarte de que obtendrás la mayor profundidad de campo posible.
Para lograr este tipo de fotos hay dos técnicas: una exposición lo más larga que nos permita la cámara (sin que el sensor sufra) o realizar series de fotografías que luego apilaremos
Llegados a este punto, por fin será el momento de comenzar a realizar la fotografía, o las fotografías porque, aunque lo hemos sugerido antes, la técnica más recomendable para realizar este tipo de imágenes con cámaras digitales se basa en el apilado de fotografías. Como no es factible realizar una exposición de horas, se trata de realizar distintas tomas de larga exposición que vayan captando las estrellas en su movimiento y, una vez unidas, pongan de manifiesto los rastros de estrellas.
También se puede realizar con una única exposición, pero como hemos dicho el calentamiento que se produce en el captor de imagen invalida que este lapso sea muy prolongado y provoca que se produzca mucho ruido en la imagen. En todo caso, es interesante saber las capacidades de tu cámara en concreto para ver qué puedes conseguir, además de probar qué tal funciona el sistema de reducción de ruido para largas exposiciones que casi seguro incorpora. Sin embargo, ya decimos que la mejor manera es realizar múltiples exposiciones, sobre todo porque es la manera de conseguir, con modelos digitales, esas largas star trails que veis en las imágenes adjuntas.
Foto de Josselin Berger
Por supuesto elegiremos el formato RAW y por lo que toca a los valores de exposición será conveniente poner el ISO al mínimo (para evitar el ruido en lo posible), establecer el diafragma en el punto dulce (osea en el valor donde mejor calidad ofrece, normalmente dos o tras pasos por encima del diafragma más abierto), y elegir una velocidad de obturación de entre 20 y 30 segundos como punto de partida; aunque, como siempre, es cuestión de ir probando.
Hay formas de calcular la exposición a realizar, pero partiendo de unos veinte segundos podemos ir probando hasta conseguir una toma correcta con la que empezar a hacer nuestra serie de fotos
Con esos valores más o menos deberíamos obtener una foto con un rastro casi inapreciable pero que se convertirá en otra cosa cuando posteriormente montemos la serie de fotografías que realicemos. La cantidad de ellas a realizar dependerá de lo que queramos conseguir, pero ya decimos que con unos cinco minutos podemos empezar a apreciar el movimiento de las estrellas. Lógicamente, para obtener esos cielos con unos rastros que forman un círculo casi perfecto necesitaremos realizar bastantes tomas, a partir de 100.
En cuanto al intervalo entre ellas, la cantidad más recomendable es entre cinco y quince segundos; es decir, esperar diez segundos (por ejemplo) antes de hacer una nueva fotografía para poder ir captando las estrellas en su movimiento sin que sus rastros sufran cortes entre ellas. Por cierto que si has optado por este sistema basado en usar múltiples imágenes, es mejor que desactives la reducción de ruido de la cámara. Piensa que si está activado, tras exponer la foto los segundos que sean, la cámara necesitará el mismo tiempo para procesarla y eso puede suponer un problema al tratar de hacer muchas fotos y no deja tiempo a que el sensor pueda enfriarse. Además, también deberías haber desactivado el estabilizador de imagen de la cámara o el objetivo.
Foto de InstaWalli
El postprocesado
Como podéis imaginar, en este tipo de tomas el procesado de la foto no sólo es importante sino que es fundamental. Lo que hagamos, eso sí, dependerá lógicamente de si hemos usado la técnica de una única toma o de múltiples. En el primer caso lo más importante, casi con toda seguridad, es reducir el ruido que se haya podido producir en la imagen si es que no hemos optado porque lo haga la propia cámara.
Si hemos optado por el apilamiento de imágenes podemos montar el resultado final con herramientas específicas como Startrails o bien con Adobe Photoshop
Si no es el caso, o queremos tratar de mejorar lo que ha hecho la cámara a partir del archivo RAW, una manera muy interesante utilizar la técnica basada en el uso de un fotograma en negro, una forma bastante útil en foto de larga exposición y que implica que durante la toma de fotografías también tendremos que capturar otras con los mismos parámetros pero con la tapa del objetivo puesta.
Y si hemos dicho «otras», en plural, es porque esta técnica también es válida si vamos a basarnos en una serie de imágenes; sin embargo, tendríamos que hacer muchas tomas negras lo que puede ser muy engorroso. Así que mejor utilizaremos otra forma de reducir el ruido basándonos en el uso de distintas tomas tal y como explicábamos en el mismo artículo que hemos linkado en el anterior párrafo y donde nuestro compañero Fernando (más conocido como “Ferfoto”) nos enseña a reducir el ruido.
Apilamiento en Adobe Photoshop
La técnica se realiza con Photoshop, que es una de las herramientas que nos puede servir para “juntar” las fotos que deben conformar el resultado final, y en el proceso se explica cómo hay que hacer para que el software de Adobe apile las imágenes.
Si preferimos otra vía, esto también se puede hacer con programas específicos como Startrails, un software gratuito y bastante popular (aunque quizá ya esté un poco desfasado) que ayuda en la tarea porque es capaz de realizar la unión de las fotografías que le digamos de forma prácticamente automática. Y con esto ya tendremos nuestra fotografía circumpolar que, con suerte, no tendrá mucho que envidiar a las que habéis visto aquí. Si os animáis, contadnos qué tal la experiencia.
Foto de Jeremy Thomas