EL CUERPO Y LA LUZ.
Dos maestros de la fotografía, FRANTISEK DRTIKOL Y GERDA TARO, protagonizan dos novelas que reflejan la efervescencia artística de principios del siglo XX.
—por Enrique Bueres.
La silueta de la mujer desnuda de la portada que ves sobre estas líneas, sacerdotisa del amor físico, es el resultado de un milagro: el milagro de la luz, el prodigio de la cámara que con su lente de cíclope transforma el ahora en un momento eterno.
Los planos individuales de la decoración art nouveau, con sus ondas y sus sombras, resuenan en armonía con los pechos elásticos, con las caderas y brazos de la modelo.
Sombras proyectadas al futuro. Su autor es Franstisek Drtikol (1883-1961), fotógrafo checo protagonista de una novela poco común, Una historia de luz, de Jan Nemec. Aunque no es una biografía, la ficción sigue la vida de un artista que ya desde niño fue un incomprendido, algo que sufrió hasta ser reconocido internacionalmente. Tuvo que defenderse ante la policía de Praga de la acusación de corromper a los jóvenes por ser el primero en exponer en la vitrina de su estudio el cuerpo desnudo de una mujer.
Drtikol se preguntaba qué había de obsceno en sus fotografías. «¿Están diciendo que les molesta un coño? ¡ Pero si también es obra de Dios ! «. Natural.
Otra pionera, otra vida singular. En este caso cortísima, puesto que la periodista gráfica alemana Gerda Taro falleció en la Guerra Civil Española poco antes de cumplir 27 años, en 1937. Pareja de Endre Friedmann –con quien Taro creó la figura del mítico fotógrafo Robert Capa– dejó una profunda impronta en quienes compartieron con ella su juventud, alegría de vivir, talento y compromiso en unos tiempos convulsos marcados por el ascenso del nazismo y la guerra. Su apasionante existencia queda reflejada en La chica de la leica (Tusquets), documentada obra de Helena Janeczek (Múnich, 1964) que ha ganado el prestigioso Premio Strega 2018.
Fuente: Revista GQ